¿Cómo evitar que mi hijo tenga celos de su hermano?

marzo 14, 2018

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Sara Navarrete

¿Cómo evitar que mi hijo tenga celos de su hermano?

Los celos, y más entre hermanos son algo completamente natural. Es un mecanismo de supervivencia que forma parte de nuestro instinto más primitivo. Los celos entre hermanos, vistos desde un punto de vista de nuestra naturaleza humana, normalmente pretenden captar la atención de los padres frente al resto de hermanos para tener más facilidades y poder competir mejor a nivel de supervivencia. Es una respuesta natural de nuestro cuerpo en las primeras etapas de nuestra vida.

Os voy a comentar varias cuestiones interesantes, por ejemplo, el hermano o hermana mayor, lucha contra la idea de príncipe destronado, y el pequeño lucha para ocupar la posición que le corresponde respecto al primogénito, y los de en medio, buscan ser distintos. Es una manera de compensar las fuerzas y dinámicas de la familia y equilibrar las atenciones. Los celos parten de la unidireccionalidad de las relaciones entre padres e hijos, o sea, que los niños se interesan más por la relación de ellos mismos con los padres y viceversa, y compiten entre ellos por esa relación.

¿Qué es lo que tenemos que hacer los padres en caso de celos excesivos entre hermanos?

Es una de las preguntas que más me formulan los padres que acuden a mi consulta por cuestiones relacionadas con los celos. Muchas veces, como padres no sabemos cómo actuar ante algunas situaciones que se crean en la dinámica familiar, y en otras ocasiones, ya no es que no sepamos cómo actuar, sino que actuamos erróneamente sin darnos cuenta, sin pensar que estamos haciendo algo mal. Por ello, es muy importante reflexionar, e intentar ser justos, no actuar de manera distinta por cuestión de género, ni crear inseguridades de forma inconsciente hacia nuestros hijos.

En materia de celos entre hermanos, no podemos exigir, sino, dirigir y dar ejemplo, siempre desde el respeto y la serenidad.

Hay una cuestión muy importante que cuando la comento a los padres, en muchas ocasiones, es casi como una revelación que les ayuda a enfocar el tema de los celos desde otro punto de vista, y es ésta: Nosotros como padres, tenemos un amor incondicional hacia nuestros hijos, y queremos que nuestros hijos entre ellos, también lo tengan, pero ese amor entre hermanos, no es incondicional desde su nacimiento como es el nuestro, sino que el amor entre hermanos, es por apego. Es por las experiencias que viven entre ellos, es por las vivencias que han experimentado entre ellos y junto con la familia desde su infancia. Por ello, ante crisis graves de celos, no podemos exigir que se quieran con el mismo amor que nosotros les profesamos, sino que tenemos que crear las situaciones idóneas para que ellos jueguen, se diviertan, se quieran y desarrollen ese amor por apego y dejen de lado la competencia y los celos.

Cuándo los celos son excesivos y pueden constituir un problema ¿Cómo evitarlos?

No separar en exceso, ni crear individualismos. Muchos padres que acuden a mi consulta, han estado separando a los niños durante mucho tiempo porque discutían mucho entre ellos, y la manera que tenían los padres de controlar la situación era separarlos. Ya sea con distintas actividades extraescolares, o colocando los niños aquí y allá para que no estén juntos. Es un grave error, porque estamos potenciando el individualismo y huyendo y no afrontando los problemas.

Infundir la unidad de la familia. Es muy importante que los miembros de la familia se sientan como tal y el poder hacer actividades y juegos en familia hace que la familia se una y mejore la relación entre hermanos.

Intervenir en los momentos críticos y explicar la situación con naturalidad e intentar ser justos. Cuando hay un momento de discusión que no se resuelve, hay que calmarse y de forma serena explicar y valorar la situación. Dejar explicarse a ambos niños y tomar un decisión justa, pero también hay que ayudarles a que ellos mismos puedan resolver sus conflictos.

Atender a las necesidades de cada uno de ellos y explicar a los demás que cada uno tiene una necesidades distintas, pero al mismo tiempo hay una atención y unidad común. Los niños tienen que tener su atención por separado pero también dentro de la unidad familiar, y respetar que hay situaciones más favorables para uno que para otro en según qué momentos.

Atender a lo que nuestros hijos nos están hablando o pidiendo e intentar razonar con ellos para entenderlos y para que nos entiendan. Prestar atención a nuestros hijos es una de las mejores maneras de prevenir los celos, porque no tendrán que competir para captar nuestra atención, puesto que ya la tienen.

Involucrar a los hermanos en el cuidado de los otros como algo divertido, por ejemplo, cuidar al hermanito pequeño, jugar con él, enseñarle a decir cosas, enseñarle a jugar, etc.

Potenciar los juegos colaborativos en vez de los competitivos. En la sociedad en la que vivimos, estamos rodeados de competitividad a todos los niveles, por ello, hay que contrarrestarla poniendo de nuestra parte para que vivan situaciones y juegos colaborativos con los que poder aprender a relacionarse con los demás sin la presión competitiva.

Dar ejemplo con nuestra forma de actuar hacia los demás. Es lo que más les va a influenciar en su infancia y en su vida adulta.

Alentar al respeto a los demás.

Hacer entender la tolerancia.

Evitar las comparaciones entre personas y entre hermanos.

No dudes en contactar conmigo si tienes preguntas, y recuerda que las sesiones en familia que damos en nuestra clínica son muy recomendables y te van a ayudar a dar los pasos necesarios para reconducir la situación.

Sara Navarrete

Psicóloga

Algunas fuentes consultadas:

http://www.elmundo.es/sapos-y-princesas/2015/03/30/5507f5ca22601d48618b4572.html

https://unamadremolona.com/2015/09/28/como-prevenir-los-celos-entre-hermanos/

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Daño cerebral en niños

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Sara Navarrete, como Neuropsicóloga, nos comenta en qué consiste esta enfermedad, cómo deben enfrentarse los familiares y el tipo de tratamiento que se aplica en la Consulta de Psicología Clínica.

 

Hoy quiero hablaros de un tema que yo como Neuropsicóloga Clínica, trato habitualmente.

El DCAI (Daño cerebral adquirido infantil) es el daño que se produce en el cerebro del niño a causa de traumatismos craneoencefálicos, accidentes cerebro-vasculares, tumores, infecciones cerebrales, entre otros. El DCAI provoca un menoscabo de la salud y calidad de vida del niño.

El cerebro, al ser una parte tan importante de nuestro, ya que es un órgano de control de todas las funciones vitales, hace que las lesiones que se produzcan dentro de él, puedan afectar a cualquier función del propio organismo. Hablamos entonces de secuelas que se consideran físicas, psíquicas o sensoriales.

El cerebro durante la infancia está constantemente en desarrollo y tiene que pasar por varias etapas evolutivas. Es por ello que a medida que se va desarrollando el cerebro y madurando las distintas áreas cerebrales, en el caso de las lesiones cerebrales en niños, se van viendo las secuelas que afectan a cada una de las áreas. Y es entonces cuando el diagnóstico ha de ser muy completo para poder tratar cada una de las carencias producidas por la lesión y así, aplicar un buen tratamiento y recuperar la máxima capacidad funcional, ya sea a nivel físico, cognitivo o sensorial-conductual.

Es un tratamiento que se prolonga en el tiempo, ya que hay que acompañar al niño durante todas esas etapas evolutivas y tratar los problemas que van surgiendo.

La atención que se le brinda al menor es siempre multidisciplinar, desde la neurología, la rehabilitación, desde profesionales de trabajo social, y desde la psicología, más concretamente desde el campo de la neuropsicología, que tratamos en nuestra clínica.

Por mi experiencia, he de deciros que para los padres también es muy importante la asistencia psicológica para poder afrontar con fuerza y positivismo la evolución y desarrollo de sus hijos, por ello, la asistencia psicológica para toda la familia, en esta enfermedad es crucial.

Como os comentaba antes, el diagnóstico continuado en todas las etapas de la evolución del niño es fundamental para poder trabajar sobre los aspectos a mejorar. Aunque puede parece extenuante enfrentarse continuamente a los profesionales de varios ámbitos, es una tarea necesaria y que la familia ha de asumir y llevar a cabo meticulosamente por el bien del niño.

Desde el área de la neuropsicología, que es nuestro caso, trabajamos con los niños en el nivel cognitivo y conductual-sensorial.

 

¿A qué me refiero exactamente?

Qué hacer cuando se tiene un familiar con Alzheimer Cómo detectarlo, cómo actuar

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Hoy quiero hablaros de una de las enfermedades, que por desgracia, muchas de nuestras familias padecemos o hemos padecido. El Alzheimer es una enfermedad de carácter cerebral y es la causa principal de la demencia, pero no la única. Es una enfermedad que afecta a la memoria, la manera de comportarse, la forma de pensar y el carácter de la persona que la padece. Es una enfermedad degenerativa cerebral que hace que se pierdan neuronas y se creen lesiones cerebrales.

El Alzheimer empeora a medida que pasa el tiempo, los síntomas se van haciendo cada vez más acusados, por ejemplo, confusión, desorientación, pérdida de memoria, falta de reconocimiento de familiares, problemas en el habla y la escritura, incapacidad para hacer las actividades diarias, dependencia, etc.
Además de estos síntomas que tienen que ver con la pérdida de capacidad funcional e intelectual, a medida que avanza la enfermedad, aparecen en el paciente síntomas psicológicos y de conducta como por ejemplo, depresión, ansiedad, agresividad, gritos, alucinaciones, delirios. Es una de la enfermedades más duras para los pacientes y para los familiares y cuidadores.

Como profesional de la psicología, os tengo que decir que los familiares y cuidadores de enfermos de Alzheimer son uno de los colectivos que más sufrimiento padecen y más ayuda psicológica necesitan. Por ello, es de vital importancia detectar la enfermedad y aplicar todos los protocolos que tenemos a nuestro alcance para poder sobrellevar la situación lo mejor posible, tanto para el enfermo com para el entorno. Es muy importante estar bien preparado psicológicamente para afrontar que nuestro familiar padece esta enfermedad degenerativa y que vamos a tener que acompañarlo en todo su recorrido de la mejor manera que nos sea posible.

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Hoy quiero hablaros de un trastorno que hasta hace poco no le poníamos nombre y que afortunadamente, en nuestros días, somos capaces de diagnosticar y tratar.
¿Tu hijo se distrae con facilidad? ¿Le cuesta mucho atender a lo que le dices? ¿No te hace caso y te cuesta mucho controlarlo?
Es cierto que todos estos síntomas se dan de forma natural en los niños, es normal que se distraigan con una mosca, que no nos atiendan como a nosotros nos gustaría y que a veces no nos obedezcan e incluso no seamos capaces de controlarlos de forma adecuada

Si esto ocurre a veces, y otras veces todo lo contrario, y si en el colegio tiene un comportamiento normal, aprende y no resulta conflictivo con sus compañeros, entonces no estamos ante un caso de TDAH. Sin embargo, si los síntomas que te comento son a diario, ves que al niño le cuesta hacer los deberes, o estarse quieto mientras le explicas algo, un mal comportamiento en el colegio, unas notas bajas, falta de motivación, etc., y esto ocurre todos los días,  quizás sí que debas plantearte acudir a un profesional para hacerle un diagnóstico.
En nuestra clínica trabajamos con niños y adolescentes de una manera agradable para ellos, cogen confianza y es más fácil trabajar y avanzar en este tipo de trastornos.

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