¡¡Me pongo roj@!! Cómo superarlo
¿Tienes miedo de hablar en público?¿Te pones rojo si hablas o cuando te miran? ¿Crees que te vas a poner como un tomate, y que no vas a ser capaz de controlarlo y eso te da pavor?
Tranquilízate, no es una enfermedad, es simplemente un problema que tiene solución, te voy a dar varias pautas a lo largo de este artículo.
Recuerdo que cuando era adolescente, tenía una amiga que se ponía roja con mucha facilidad, y le incomodaba de tal forma que incluso dejaba de hablar cuando había más personas alrededor, o no intervenía en clase por miedo a ponerse roja y por miedo a enfrentarse a los comentarios y risas de otros compañeros. Me decía que sentía un calor muy intenso que le subía desde el estómago hacia la cara, y que el corazón le latía a gran velocidad, y que esto le asustaba mucho porque no podía controlarlo, sino que estas reacciones le controlaban a ella. Ahora viéndolo en la distancia, después de muchos años, y viendo cómo es mi amiga ahora, se ve muy distinto, sobre todo porque pudo superarlo y hacerle frente en una de las etapas más difíciles de nuestra vida, como es la adolescencia.
Sin embargo, ruborizarse, le puedo ocurrir a cualquiera, en cualquier edad. Sí que es cierto, que basándome en mis pacientes, veo más casos entre adolescentes y jóvenes, pero también sorprende a edades más maduras.
A muchas personas les ocurre desde que son niños, y es muy importante dar normalidad a esta reacción física, de lo contrario, puede afectar en el carácter del niño, convirtiéndolo más retraído y vergonzoso, y sea algo que el niño arrastre a otras etapas de su vida sin que sea capaz de superar, quedándose en su personalidad.
Por ello es muy importante, tratar el tema con normalidad. En el caso de los niños, ya que su personalidad está todavía por desarrollar, no debemos intervenir más que en casos extremos, cuando esté afectando gravemente a su comportamiento. Por otro lado, en el caso de adolescentes o jóvenes, sí que conviene además de normalizar esta reacción, intentar hablar del tema, que el/la joven exprese sus emociones, sus miedos y preocupaciones, y facilitarle unas pautas para darle seguridad y confianza en sí mism@.
En casos extremos, incluso la persona, sólo con estar rodeada de gente, por ejemplo, en una conferencia o en clase, ya se pone roja, tiene sudores y tiene verdadero pánico a que la miren, o que le pregunten algo porque se encuentra totalmente ruborizada y con falta de seguridad.
Muchas veces el ruborizarse forma parte de una etapa de nuestra vida, y que tal y como vino, se fue. Sin embargo en otras ocasiones, es necesario poner de nuestra parte para poder superarlo y que no nos afecte a largo plazo. El miedo al ridículo o miedo a no ser aceptados, son sentimientos muy comunes sobretodo durante la adolescencia, asociados al hecho de ponerse rojo, que son pasajeros y que forman parte de nuestra evolución como personas. He visto casos en los que el rubor ha ido desapareciendo a medida que la persona maduraba y cogía confianza en sí misma. Puede ser un proceso largo, por lo que como os he comentado, es muy importante normalizar la situación y no darle importancia al hecho en sí para no obsesionarse.
Si ya estás obsesionado
Si ya te has obsesionado, y se convierte en un obstáculo para poder relacionarte con los otros o llevar adelante tu vida con normalidad, entonces hay que actuar.
Algunas pautas clave
-Cuando te vayas a enfrentar a una situación en la que creas que te vas a poner rojo, has de ser consciente y asumir que te vas a poner rojo, y que no pasa nada. Te lo puedes repetir a ti mismo varias veces antes, durante y después: Me voy a poner rojo, no pasa nada, estoy rojo, no pasa nada, me he puesto rojo, es normal, no pasa nada.
-Intentar concentrarte en lo que ibas a decir o lo que estabas diciendo y marcarte como objetivo hacerlo muy bien, para centrar todo tu atención allí y no en tus reacciones.
-Tratar el tema con cierto humor. Puedes avisar de que te vas a poner rojo, o afirmar que te estás poniendo rojo al mismo tiempo que las personas que tienes a tu alrededor también lo perciben, y romper así el hielo para sentirme con más seguridad ante la situación.
-No huir ni intentar ocultarte. Para superar este problema hay que hacerle frente, porque si huyes no harás más que empeorarlo.
-Cuando haya pasado el peligro, haz una pequeña reflexión para decirte a ti mismo que estás contento contigo mismo y que es algo pasajero y normal.
Si tienes dudas, o quieres que te guíe en el camino, no dudes en contactar conmigo.
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