Llevo varios días queriendo hablaros sobre este tema tan fascinante, como es la confianza en uno mismo. ¿De qué depende? ¿Es posible desarrollarla? ¿Cómo? ¿Qué tiene que ver nuestra educación, nuestra familia, nuestra vida, etc., en la confianza que poseemos? ¿Cuales son las claves para desarrollarla? ¿Y cómo la inculcamos en nuestros hijos?
Son muchas preguntas entorno a un mismo tema que me gustaría compartir con todos vosotros, ya que en mi consulta lo trato con mucha asiduidad. En un tema que nos preocupa en gran manera porque la falta de confianza, en definitiva lo que provoca es la creación de límites en todos los aspectos de nuestra vida, tanto en el plano emocional, en el profesional o en el desarrollo personal. Es uno de los temas más importantes y del que más consciencia hemos de tener para llevar una vida sana y equilibrada con nosotros mismos y con los que nos rodean.
Voy a empezar por el principio, cómo veis es un tema muy extenso y por ello voy a tratarlo en varios artículos conectados entre sí para que podáis entender mejor los conceptos de manera ordenada y útil para vosotros.
PARA CREER HAY QUE CONFIAR
Es una frase que a simple vista parece sencilla y lógica pero tiene un trasfondo muy profundo y de una veracidad aplastante. Nuestros deseos, nuestros sueños, nuestros objetivos en la vida, en definitiva, nuestra vida, dependen del nivel de confianza en uno mismo. Parece sencillo, pero si te paras a reflexionar durante un momento porqué decidiste estudiar una cosa u otra, porqué te quedaste en tu ciudad o te mudaste a otra, porqué trabajas aquí o allá, cómo vives tu vida actualmente, etc.
En mi consulta tengo pacientes que fuman desde hace varios años y que han tomado la determinación de dejarlo. Yo les ayudo a través de las terapias que ponemos en práctica en cada sesión, y poco a poco van superando su adicción y van siendo dueños de sus propias voluntades.
Sí que me he dado cuenta que desde hace unos años a esta parte, después de toda una larga campaña para reducir el número de fumadores en nuestro país, de prohibir hacerlo en lugares públicos y establecimientos cerrados, parece que el tema de cómo dejar de fumar se haya quedado en una parte del pasado, en la que se hizo un gran esfuerzo de concienciación.
Hemos pasado en pocos años de aceptar el tabaco en todos sitios y verlo como algo normal, a que nos moleste en cualquier situación y a verlo como algo perjudicial para nosotros y para los demás. La concienciación ha dado sus frutos y se ha reducido notablemente el número de consumidores, pero todavía tenemos que hacer un gran esfuerzo para que el tabaco desaparezca de nuestras vidas y sobretodo de las de nuestros hijos y adolescentes.
Hace unos meses escribí un artículo sobre cómo superar una ruptura de pareja, dándoos varias pautas para poner en práctica el tránsito y la superación de una ruptura de pareja. Ciertamente, después de una ruptura de pareja, debemos darnos un tiempo prudencial para poder superarla completamente, y poder pasar página.
Básicamente, después de una ruptura de pareja, se recomienda hacer hincapié en los aspectos positivos que la nueva etapa nos va a brindar y asumir que la ruptura ha sido por nuestro bien, ya que si algo no funciona, es mejor no seguir con ello. Es muy fácil decirlo, ya lo sé, pero tenemos que decírnoslo desde la razón, para poder consolar nuestros sentimientos y que poco a poco nos movamos hacia otros objetivos y horizontes.
Hoy quiero profundizar un poco más en la temática para poder ayudarte en caso de que estés pasando por esta situación. En primer lugar, vamos a estudiar los tipos de crisis que se dan en la pareja y que desembocan en una ruptura de pareja, dejando a un lado los casos extremos como los que provienen de violencia de género, etc. Hablamos de los casos más comunes dentro de nuestra sociedad. Algunos expertos clasifican las crisis de pareja principalmente en dos grandes grupos: las crisis evolutivas y las crisis estructurales.
En esta período de tiempo en el que nos ha tocado vivir, la razón parece que siempre ha de imponerse por encima de las emociones, controlarlas y no dejarlas expresar de forma libre y natural. Esto es patente en unas culturas más que en otras. Por ejemplo, en el caso de la cultura japonesa, las emociones están mucho más contenidas que en la cultura occidental, y en el lado opuesto encontramos algunas culturas latinoamericanas en las que las emociones ocupan un lugar menos controlado por la presencia de la razón.
Con esto, os quiero poner en situación ante la importancia que damos a las emociones, como la identificamos, como actuamos frente a ellas, y que nuestros actos, además de nuestra propia personalidad innata, vienen influenciados por la cultura a la que pertenecemos o de la que hemos bebido durante años.
Pero ¿porqué parece que se le da más importancia a la razón que a las emociones? o ¿porqué tenemos que elegir siempre entre un plano u otro? Muchos investigadores y pensadores, a lo largo del desarrollo de nuestra cultura occidental, han ignorado en gran medida el ámbito de las emociones para centrarse en el plano racional, e investigar sobre nuestro pensamiento cognitivo. En la era clásica, se entendían las emociones como pasiones, impulsos irracionales, que no podían más que ser controlados por la razón. Sin embargo, fue a partir del siglo XIX, cuando gracias a las teorías de la evolución de Darwin entre otros, se entendió claramente que las emociones estaban sujetas a mecanismos y procesos estudiables.
En algún momento de nuestra vida en pareja, seguro que nos hemos hecho la pregunta “¿Estoy con la pareja adecuada”?, incluso puede ocurrirte ahora mismo, y te cuestionas tu relación actual, porque tienes dudas o porque se plantea el hecho de dar un paso hacia delante y tienes que estar completamente seguro o segura de tus intenciones.
Normalmente esta pregunta aparece en etapas marcadas de la relación. Por ejemplo, aparece después de una larga convivencia, después de años de relación, cuando ha pasado el frenesí inicial propio del enamoramiento, y los sentimientos hacia la otra persona se transforman.
También puedes llegar a plantearte esta pregunta si tu pareja te pide casarte con ella, y necesitas un período de reflexión para asegurarte de lo que realmente quieres.
En otras ocasiones, cuestionar nuestra vida en pareja, surge después de hechos traumáticos, a veces recurrentes y en otras ocasiones puntuales, como puede ser el caso de la infidelidad. El tema de la infidelidad, lo traté en el último artículo, así que si te interesa, quizás puedes revisar también “Mi pareja me ha sido infiel, y ¿ahora qué?”, y te ayude a despejar algunas de tus dudas, o al menos ayudarte a reflexionar acerca de la temática.
Hay otros muchos desencadenantes que activan la pregunta “estoy con la pareja adecuada” por ejemplo, después de una discusión, o un período en el que hemos discutido con más asiduidad que de costumbre, después de períodos de estrés, en los que nuestra pareja o uno mismo quizás ha estado trabajando más horas de lo habitual no disponiendo de tanto tiempo para disfrutar en común o para comunicarse con fluidez, haciendo que la relación se resienta.
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