¿Problemas psicológicos en Navidad? Sí, son frecuentes
A pesar de que tenemos una idea muy positiva de la Navidad a priori, es cierto que es una época en la que pueden aflorar trastornos y problemas psicológicos que estaban latentes o que de manera abrupta se manifiestan.
Bajo mi punto de vista, como profesional de la psicología, a estos problemas o trastornos muchas veces no se les da la importancia que tienen que tener, y sí que he observado en mi consulta, que en ocasiones estos problemas afloran en épocas como ésta, y que se van arrastrando durante mucho tiempo, lo que hace que cuando la persona finalmente decide acudir a una ayuda profesional, lleva mucho tiempo sufriendo, y requiere de mayor esfuerzo por su parte para superar alguno de estos baches.
¿Por qué la Navidad puede suponer un peligro en cuanto a estabilidad emocional?
Yo opino que hay muchos factores que intervienen a la hora de plantearnos esta pregunta, aparte de las circunstancias personales de cada uno de nosotros, hay una sensibilidad especial durante estas fechas que puede hacer sentirnos más vulnerables que en otros momentos del año.
Algo que es evidente es que ante los cambios en nuestra rutina, nos exponemos también a cambios psicológicos y más si nos exponemos a situaciones de estrés como puede ser la época navideña.
En nuestra sociedad, estamos acostumbrados a celebrar y entender la Navidad desde el punto de vista de la infancia. Es uno de los que más potenciamos durante estas fechas, ya que la navidad se ve como algo maravilloso, lleno de paz, de amor, de bondad, de alegría, de diversión, de vacaciones, de reencuentros, de familia, y un largo etcétera todo lleno de buenos propósitos y felicidad. Y extrapolar todos estos ideales a las personas adultas, muchas veces, nos pueden crear contradicciones.
Esta lucha de contradicciones, yo pienso que tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Os voy a comentar algunas cuestiones para poder entenderlo mejor. Tiene sus ventajas porque nosotros como adultos, nos acercamos por unos días a la mentalidad infantil, nos influenciamos por el espíritu de papá noel, de los reyes, de la bondad, de la religión, etc. Y esto es maravilloso porque muchas veces recuperamos la ilusión por la vida, por mejorar como personas y por difundir la paz y el amor.
Sin embargo, por otro lado, como adultos, la Navidad supone para nosotros un período antes, durante y después de bastantes cambios, lo que puede originar en nosotros estrés, ansiedad, y trastornos de comportamiento.
Como adultos, nos tenemos que ocupar de organizar cenas, encuentros, preparativos, compras, organizar viajes para ver a la familia, y si tenemos niños, disfraces, festivales infantiles, enfrentarnos a un gasto económico excesivo, y resolver multitud de cuestiones, al mismo tiempo que tenemos que seguir ocupándonos de todo lo demás, el trabajo, el hogar, la familia, etc.
Esta acumulación de trabajo en una franja bastante corta de tiempo, nos puede generar muchos desarreglos psicológicos. Otro aspecto muy importante y que también puede resultar un desencadenante del estrés, es la idea de satisfacer a todos, de llegar a todos, de felicitar a todos, de tener detalles con todos, etc. En definitiva, dejamos un poco de mirarnos a nosotros mismos, para proyectarnos sobre los demás. Esta circunstancia, añadida a llevar el peso familiar, hace que aumenten las posibilidades de que el estrés nos supere durante estas fechas.
Por mi experiencia, también he detectado otras problemáticas que surgen durante las Navidades, y es la nostalgia, y los cambios emocionales fuertes, incluso depresiones desencadenadas ante el recuerdo de un ser querido durante estas fechas, y que ya no está, la nostalgia por no poder estar físicamente con la familia por la distancia, o incluso por problemas familiares no resueltos que impiden que la familia o parte de ella se reúna durante estas fechas. Como veis, hay muchísimas cuestiones que durante la Navidad aparecen a flor de piel y que en muchas ocasiones, nos resulta muy complicado hacerles frente, pudiendo aparecer episodios de depresión, ansiedad, angustia, o estrés, o incluso trastornos de compras compulsivas, o abuso de alcohol, en definitiva, un gran abanico de escenarios posibles…
¿Qué puedes hacer para prevenir estos posibles desarreglos o trastornos?
Os voy a dar varios consejos a nivel psicológico para estar fuerte, y no sólo tener la idea de sobrellevar de la mejor manera posible estas fechas, si no todo lo contrario, disfrutar de estas fechas al máximo:
-Tomarte tu tiempo, en soledad para planificar, te va a ayudar mucho. Tener una agenda puede resultarte muy útil para apuntar las cosas que tienes que hacer y en qué momento hacerlas. Así podrás ir siguiendo el guión y te evitarás tener que estar continuamente pensando cada día, cada momento qué te falta por hacer, o si se te ha olvidado algo importante.
-Planificar también un poco el gasto económico, y destinar un presupuesto para cada cosa, te ayudará y hará que en enero no estés tan preocupado por un exceso de gasto.
-A pesar de que es una época de un cierto exceso a todos los niveles, sí que hay que saber cuándo nos podemos pasar y cuándo no. Así que mi recomendación es ser responsables cuando hay que serlo, y divertirse cuando toca.
–Evitar conflictos familiares durante este período. Tenemos el resto del año, para intentar solucionarlos, de manera más objetiva y consensuada.
–Dejarse llevar por la magia infantil. ¡Aprende de ellos!
–Dar importancia a lo que realmente tiene, o sea, el poder reunirse, compartir, y si la carne se ha hecho demasiado o nos hemos olvidado del cava, relativizar, y entender que no pasa nada.
–Intentar delegar cosas en los demás, no quieras hacerlo todo tú.
–Al recordar a familiares, hacerlo desde la alegría por lo vivido, y pensar que siempre están en nuestro corazón, no sólo en estas fechas.
Espero que os haya servido, y ¡felices fiestas!
Sara Navarrete
Psicóloga
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