Una carta de uno de mis pacientes
Hoy quiero compartir con vosotros una carta que me ha remitido uno de mis pacientes. Creo que es muy importante mostrárosla y que la podáis leer, ya que os puede ayudar a dar un paso adelante en vuestra vida.
Por normal general se piensa que el hecho de acudir al psicólogo es cómo el último recurso al que nos enfrentamos cuando estamos muy mal, cuando no encontramos otra salida. Sin embargo, en muchas ocasiones me encuentro ante pacientes que necesitan un desarrollo personal que no saben abordar solos y precisan un guía, una hoja de ruta para alcanzar sus metas. Este es el caso de mi paciente. Estoy muy orgullosa de él, mi labor no sería posible si no hubiera puesto tanto de su parte por mejorar. ¡Enhorabuena!
Sara Navarrete
Psicóloga
Busco en internet “psicólogos en Valencia”, cojo el teléfono y llamo. Tengo una cita y en cuanto cuelgo ya me arrepiento. “No debería ir a la psicóloga, no estoy tan mal. Realmente con el tiempo seguro que me encuentro mejor.” Ahora lo pienso y me doy cuenta de que no me arrepentía, sino de que tenía miedo a aceptar que realmente no estaba bien, que las cosas no funcionaban con la armonía que corresponde y sentía que no tenía derecho a estar mal.
Viví muchos años en Madrid y un día cualquiera, un día tranquilo, cuando las cosas parecían en calma, me levanté y lo dejé todo. Cogí mi pequeño Toyota, el gato, el perro, llené el coche el máximo que pude y me volví. No me despedí.
Llevo desde los 3 años aprendiendo en la escuela, instituto, universidad sobre matemáticas, idiomas, física… Voy al gimnasio, practico deporte, amo mi profesión. Pero en 30 años de vida no he aprendido a manejar mis emociones, a controlar mis pensamientos, educar mi mente. He aprendido que para cuidar mi garganta tengo que ponerme un pañuelo, llevar una chaqueta para los días de frío, tomar vitaminas en primavera, no tener el pelo mojado y ducharme cuando termino de hacer deporte para no pillar un catarro. Pero no sabía qué tenía que hacer para cuidar y proteger mi mente.
Sé de física pero no de cómo vivir el mundo físico. Cuido mi cuerpo, voy al médico. Ahora cuido mi mente y voy al psicólogo. Es lo mismo. Leo un libro para prevenir una depresión, escribo mis pensamientos al igual que tomo mis vitaminas en primavera. El pensamiento, las ideas, la cabeza, nuestras emociones, nos hacen únicos. Sólo con ellas podremos alcanzar nuestros objetivos, podremos luchar por la libertad, la igualdad, expandir la vida, dar las gracias a la tierra, a nuestros seres queridos y ser eternos. ¿Algún motivo más para cuidar nuestra mente?
Ahora son las tres del mediodía, dejo de jugar con mi sobrino de cinco años, tengo psicóloga:
“¿A dónde te vas?”, me pregunta.
“Al médico.”
“¿Qué tienes un resfriado?”
“Ahora ya no, solo voy a revisar que estoy curado del todo.”
“¿Qué te pasó?”
Nada, simplemente me pilló una tormenta que no esperaba y no me protegí, por lo que me puse enfermo y no estaba bien, no estaba feliz. Algún día le explicaré bien qué significan estas palabras.
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